El Club Bilderberg, integrado por la élite más poderosa, los “dueños del mundo”, deciden y promueven cambios, impulsan a presidentes…Petro no es la excepción.
Creado en 1954, el Club Bilderberg, es una reunión anual a la que son invitados alrededor de 150 personas en las que figuran los políticos, intelectuales, banqueros y empresarios más poderosos del mundo.
En un inicio el propósito del club era estrechar lazos entre los países europeos y Estados Unidos para luchar conjuntamente contra la por entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y el comunismo, pero tras la caída del Muro de Berlín no se sabe a ciencia cierta cuál es el propósito de estas reuniones.
Entre sus asistentes habituales han estado miembros de las realezas holandesa y británica, los altos funcionarios de los organismos económicos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio, incluyéndose a presidentes de megabancos.
Sus reuniones se han estado llevando a cabo en lujosos lugares de Europa y Norteamérica, en un total hermetismo.
A pesar de que a estas reuniones asisten una buena parte de los líderes de opinión y dueños de los periódicos más importantes del planeta, nunca hacen un comunicado sobre las discusiones que llevan acabo y sobre sus conclusiones.
Las razones que esgrimen al fundamentar el secretismo dizque sería que para garantizar la informalidad de las discusiones es necesaria la mayor reserva.
Ese hermetismo es el que ha llevado a muchas personas a considerar a este club, como una logia donde conspiran en secreto para decidir el futuro del mundo.
Los detractores del Club Bilderberg dicen que los participantes en estás reuniones deciden sobre el inicio de guerras y cuándo terminarlas, dictan los precios del petróleo, así como desatar y controlar crisis económicas.
Empero, los miembros de ese selecto y ultrasecreto Club siempre han dicho que el grupo de Bilderberg no es ninguna agrupación de conspiradores que buscan el dominio del mundo, sino un foro privado en el que participan los más importantes líderes de la comunidad económica mundial y algunos políticos para compartir experiencias.
Mas allá de las teorías de conspiración, estas reuniones generan bastantes suspicacias pues sus invitados son personas con mucho poder político y económico.
Aunque es poco creíble que el club de Bilderberg sea un gobierno a la sombra, sí es bastante factible que allí se tomen importantes decisiones por lo menos para beneficiar económica y políticamente a sus participantes.
Hay muchas evidencias de que los poderosos agrupados en el Club Bilderberg influyen en los gobiernos de todos los países.
Capitalismo social
El término “capitalismo social” fue creado, en 1947, por Alfred Müller Armack, como expresión de la idea de un futuro orden económico de la Alemania destruida por la Segunda Guerra Mundial, donde el mercado fuera la columna vertebral de una economía dirigida por criterios sociales en pos del bienestar de las personas.
Era necesario para que los alemanes volvieran a vivir con un modelo económico liberal que les permitiera crecer, pero sin caer en los errores que llevaron a Alemania a la decadencia que terminaría desembocando en una guerra devastadora.
Poco a poco el capitalismo social fue expandiéndose a muchas ciudades, regiones, países, donde han aumentado la productividad y competitividad, reduciendo costos y acelerando el aprendizaje y el conocimiento, haciendo a las sociedades menos inequitativas.
Pero el progreso social va más allá, pues lo que se busca es satisfacerse las necesidades básicas de los ciudadanos, mejorando la calidad de sus vidas, creándose condiciones para que todas las personas alcancen su máximo potencial.
El capitalismo social fomenta armonías entre el desarrollo económico y el progreso social; relación que debe ser vista como una calle de dos vías, porque está comprobado que el crecimiento económico no necesariamente significa progreso social, pero el progreso social siempre será un elemento para la prosperidad económica.
El progreso que emana del capitalismo social impacta en la mejoría de la vida diaria de las personas: en la salud, la educación, bienestar económico, más oportunidades, cuidado del medioambiente, logros de derechos sociales y políticos, en sociedades donde se percibe felicidad.
El Club de Bilderberg impulsa la promoción del capitalismo social.
Se dice que desde ese club de los “dueños del mundo” se gestó el liderazgo de Mijaíl Gorbachov, aquel ruso que hizo caer a la Unión Soviética, acabándose el socialismo, con los apalancamientos hechos por el alemán Joseph Aloisius Ratzinger que fue elegido Papa – Benedicto XVI- y el norteamericano Ronald Reagan, actor dramático carismático que empujaron hasta llevarlo a la presidencia de EE.UU.
También se cree que allanaron el camino para que Vladimir Putin tomara el dominio de Rusia, donde es mantenido evitando que el socialismo procomunista reviva en ese gigantesco país.
Tras el derrumbe socialista, todas las exrepúblicas soviéticas adoptaron el capitalismo social. La nación más exitosa es Azerbaiyán, país pujante, que ya es muy rico, y que devino en paradigma de sociedad fuerte en todos los ámbitos, máxime en lo social: en Azerbaiyán viven poco más de 10 millones de personas, hay registrados 55 partidos políticos (de todas las tendencias ideológicas) conviviendo armónicos y todos empeñados en impulsar el desarrollo y fortalecimiento de un país donde el bienestar de la gente prevalece.
Sin embargo, Cuba sigue estancada porque están aferrados al obsoleto sistema socialista, que cambiaría cuando dejen de vivir Raúl Castro y los ancianos fidelistas. Conocí a Miguel Díaz-Canel, gustoso del capitalismo, y supongo que un día encause a la Isla por la senda del capitalismo social.
En Latinoamérica Hugo Chávez se vendió como un capitalista socialdemócrata, y lo hicieron subir al poder, entonces se le favoreció con alzas en los precios del petróleo…pero Chávez se desdibujó mostrándose como socialista, empezó a creerse un emperador latino, y fue cuando bajonazos en los valores petroleros desencadenaron impactos económicos que afectaron lo social, resquebrajándose la “revolución bolivariana” hasta el estancamiento en que han caído llegando a irles tan mal o peor que al régimen cubano.
Gustavo Petro pro capitalista social
El presidente electo Gustavo Petro, aguerrido parlamentario, batallador, comprometido con causas, valiente, intrépido y muy inteligente, siempre interesado por el conocimiento de la historia y en comprender las realidades, al que todos le reconocen su talante guerrero supo ganarse los corazones de colombianos excluidos.
Hoy Petro asombra al proyectarse conciliador, invitando a conversar con quienes fueron sus más fervientes contradictores, mostrándose como un estadista que busca lograr gobernabilidad en una Colombia muy polarizada.
Este Petro ya no se ve altivo, no acusa sino que describe una verdad contraria, no reta sino que convoca, y a quien el triunfo parece haberle dado el sosiego que lo ha moderado; pareciera apaciguador y cero incendiario, negociador y nada confrontacional y con la amplitud mental para lograr acuerdos.
Un Petro que en esta tercera campaña por la presidencia en Colombia fue que logró “coronar” porque…más allá de esforzarse en conectar con la gente ávida de un ¡cambio! por primera vez; ahora, a diferencia de sus anteriores cruzadas, estuvo proponiendo instaurar y desarrollar un capitalismo social.
El triunfo de Petro estuvo impulsado desde todos los ámbitos, hasta encumbrarlo, haciéndole subir a la presidencia de Colombia.
Petro es lo suficiente inteligente, culto, y muy preparado, para evitar caer en los males de Chávez, los Castros, el nica Ortega; más bien parece tendiendo a gobernar como lo hizo el uruguayo Pepe Mujica. Ojalá.
Gustavo Petro sincronizó con las intenciones sociopolíticas y económicas que emanan desde Europa; y si así se mantiene tendría mucho apoyo del FMI y los grandes inversionistas que incentivan colaboraciones en el Foro Económico Mundial que es uno de los apéndices públicos del los de ese Club Bilderberg.
Para los más poderosos del mundo Colombia es una potencia, sobre todo hídrica, ecológicamente casi intacta con respecto a la mayoría de las naciones; siendo el territorio colombiano de importancia estratégica mundial.
En nuestro planeta, donde hay 194 países, ya próximos a los 8000 millones de habitantes, nada pasa fortuitamente, todo está previamente calculado, meditado, promovido por una élite mundial.
