Reconocer y reportar oportunamente los signos de alerta son acciones sencillas que pueden salvar vidas
Según cifras de la Organización Mundial de la Salud, diariamente fallecen más de 800 mujeres a nivel global por complicaciones durante el embarazo, el parto o después de dar a luz.
Es indispensable tomar medidas antes, durante y después del embarazo, para garantizar la seguridad tanto de las madres como de los recién nacidos.
Para ello se deben reconocer y reportar oportunamente los signos de alarma, que van desde sangrado vaginal inusual hasta alteraciones en el estado de conciencia. Además de estos dos, los más comunes son:
Diarrea con sangre y molestias al orinar.
Temperatura mayor o igual 38 grados.
Dificultad para respirar y un dolor bajito.
Dolor de cabeza y convulsiones.
Ardor en la boca del estómago.
Visión borrosa o con lucecitas.
Disminución en los movimientos del bebé (menos de 10 movimientos en 12 horas).
Contracciones frecuentes, duraderas y de alta intensidad.
La nota publicada por Caracol, que por su gran importancia, aquí reproducimos, también destaca que una vez haya nacido el bebé, es fundamental estar atentos a eventuales signos de alerta: dificultad para comer, labios morados o pálidos, deposición con sangre o moco, vómito persistente, temperatura superior a 38 grados o inferior a 36 grados, piel amarilla en espalda, piernas, cara y torso, dificultad para respirar, hundimiento de costillas y movimiento nasal son las principales señales de alarma.
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Cuidados para el recién nacido
Los cuidados del recién nacido son esenciales para controlar oportunamente aquellos signos de alarma y síntomas que pueden aparecer durante sus primeros años de vida. Siga estas recomendaciones importantes:
Brindar lactancia materna exclusiva
Realizar profilaxis umbilical
Bañarlo rápido, evitando corrientes de aire
Dar baños de luz a través de una ventana, preferiblemente antes de las 9:00 a.m. o después de las 3:00 p.m.
Recuerde que el cuidado continúa con la lactancia materna como una práctica fundamental que proporciona los nutrientes esenciales para un desarrollo óptimo del bebé. La OMS y Unicef la recomiendan exclusiva durante los primeros seis meses de vida, y complementaria hasta los dos años.
Esta práctica trae beneficios en doble vía: al bebé, lo protege contra infecciones respiratorias, estimula el sistema inmunológico y favorece su desarrollo cognitivo; a la madre, la lactancia materna le ayuda en la pérdida de peso postparto y reduce el riesgo de cáncer, enfermedades cardiovasculares y depresión postparto.
La maternidad segura es un derecho humano que le permite a las mujeres ejercer la sexualidad y reproducción de manera informada, segura y voluntaria.