¡PLEGARIAS ATENDIDAS! Se dedica a crear contenido para adultos porque Dios se lo pidió
«El mensaje de Dios fue muy claro: estoy aquí para ser una estrella. Esta es mi forma de servirle», dice Courtney Tillia
La estadounidense Courtney Tillia es una mujer que se dedicaba a ser profesora en una escuela de Los Ángeles, pero asegura que Dios se le apareció y le pidió que se dedicara a realizar contenido para adultos, y así lo hizo y cambió de profesión.
Su historia está siendo ahora noticia en Estados Unidos y, poco a poco, en todo el mundo. Esta docente americana ha pasado de ser una profesora anónima a convertirse toda una celebridad en redes sociales.
Ha llegado a ser conocida como la actriz porno cristiana.
A pesar de lo extraño e increíble de su desición, Courtney insiste en que su nueva profesión le ha permitido tener otra perspectiva de su religión, y que su trabajo no condiciona sus creencias en Dios ni su fe en el cristianismo.
Además, cree que ser creadora de contenido para adultos es una forma de servir al ser humano.
El llamado de Dios
Courtney decidió dejar de dar clases para pasarse al cine para adultos y a la comercialización de contenido sexual exclusivo. Un cambio sonoro, pero que no pareció afectarla.
Explica, convencida, que el cambio no se ha producido por cuestión de dinero o de querer acercarse al mundo del porno: ha sido porque ha recibido la llamada de Dios.
Recibió la llamada de Dios y decidió cambiarlo todo. «Me sentía desconectada, de mí y del propio Dios. No sabía cuál era el propósito de mi vida ni cómo ayudar a los demás».
Había también llegado a un punto en el que se sentía estancada y decidió buscar nuevos horizontes. Cambiar algo que le permitiera sentirse más realizada y motivada. Por eso, dejó las aulas. Con el apoyo de su marido, dejó su trabajo de profesora para en 2016 comenzar a grabar vídeos sexuales y a posar como modelo para adultos, tal como explicó en una entrevista para Daily Star.
Aunque resulta difícil de creer, Courtney tuvo claro desde el primer momento lo que consideraba que Dios quería para ella. Su conversión no iba a implicar vestir los hábitos ni hacerse monja. Y probablemente tampoco acercarse más a la iglesia, pues siempre fue creyente y practicante. Su salto iba a ser llegar al porno.
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«El mensaje de Dios fue muy claro: estoy aquí para ser una estrella porno. Esta es mi forma de servirle», enfatiza.
Ahora es toda una celebridad, tanto en redes sociales como en páginas como OnlyFans, donde comercializa con sus propios contenidos sexuales. A sus 35 años, está construyendo poco a poco un gran imperio que lleva de la mano de su fe cristiana.
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