Tanto la asesina como el abuelo aprovechaban que el padre de las criaturas salía a trabajar, para cometer los vejámenes contra las niñas de 8 y 10 años
Después de una serie de pruebas forenses, entrevistas y recaudación de datos, la policía ha puesto tras las rejas al abuelo y la madrastra de dos niñas, las cuales fueron abusadas por el hombre de 72 años y golpeadas por la mujer, quien le quitó la vida a la pequeña de 8 años en el estado Carabobo.
El suceso ocurre el pasado 21 de noviembre en la población de Tocuyito, en el estado Carabobo, específicamente en el sector La Banera.
La madrastra de las niñas de 8 y 10 años, una mujer de 26 años de edad, ese día puso como castigo a las niñas a hacer flexiones. Cómo vio que la más pequeña ya respondía casi sin fuerza, comenzó a golpearla con un martillo en la cabeza hasta que la víctima perdió la conciencia.
Al ver que la niña no respondía, la mujer simuló un accidente y llamó a las autoridades.
Comenta el director del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), Douglas Rico, que los funcionarios del cuerpo detectivesco comenzaron con las averiguaciones de rigor, mientras que los forenses hicieron lo mismo con las pruebas al cuerpo.
Pero durante la revisión, los investigadores descubrieron que las dos niñas eran víctimas constantes de abusos sexuales, por lo que orientaron sus averiguaciones hacia personas allegadas a la familia.
Las pruebas forenses arrojaron que la menor de 8 años fue golpeada con un objeto contundente en la cabeza en reiteradas oportunidades, además de presentar otras heridas de vieja data.
Debido a esto, los detectives del CICPC deciden practicarle también las mismas pruebas de violencia a la menor de 10 años, quien además de también ser violada, era golpeada.
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La mujer fue señalada como la principal atacante, mientras que se pudo comprobar que el abuelo de las niñas, de 72 años, era el responsable de los abusos sexuales.
Vale destacar que los ataques a las niñas ocurrían, justo cuando el padre de las víctimas salía a la calle a trabajar y regresaba en horas de la tarde, confiando en que su “pareja de vida” y su propio padre eran los encargados del bienestar y salud de sus hijas.
Se merecen si es posible la muerte no tienen perdón esos desgraciados
Si digo lo que pienso, me bloquean la cuenta.! Desgraciados.!!