¡SANTOS! José Gregorio Hernández y Carmen Rendiles ascienden a los altares para orgullo de los venezolanos
Pasadas las 9 de la mañana de este 19 de octubre, hora de Italia) en la Basílica de San Pedro, se desplegaron los retratos oficiales de san José Gregorio Hernández y santa Carmen Rendiles, los primeros beatos venezolanos en ascender a los altares, acto que ha sido esperado por décadas en el país, donde la fe y la devoción por ellos, los había canonizado desde hace años.
La Plaza de San Pedro, en el Vaticano, estaba a reventar, llena de personas de todas las nacionalidades y en especial de venezolanos y de los compatriotas de los otros beatos canonizados: María Troncatti, Vicenta María Poloni, Bartolo Longo, Mons. Ignacio Maloyan y Pedro To Rot.
Una vez comenzada la ceremonia, encabezada por el papa León XIV, el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del dicasterio para las Causas de los Santos, leyó en voz alta los perfiles de los nuevos santos, ante los aplausos de las 55.000 personas reunidas en el Vaticano.
Cuando mencionó al Dr. José Gregorio, estallaron aplausos en la Plaza.
A los 4.58 minutos de la madrugada, hora de Venezuela, el papa León declaró oficialmente santos a los beatos canonizados, entre ellos al Dr. José Gregorio y a la madre Carmen.
León XIV leyó la fórmula de canonización, el decreto con el que se les declara oficialmente santos.
"Que su intercesión nos asista en las pruebas y su ejemplo nos inspire en la común vocación a la santidad", dijo el pontífice durante su homilía.
Una vez proclamados santos, representaciones de cada país de donde procede cada uno, se acercó al santo padre para entregar una reliquia y colocarla en un altar.
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El médico de los pobres
José Gregorio Hernández Cisneros, el “médico de los pobres”, se convirtió en el primer santo de Venezuela, pero, desde hace más de un siglo se le profesa una devoción como tal, y cuya canonización ha sido durante años un punto de unión entre los venezolanos.
José Gregorio, como la gente comúnmente lo llama, intentó entrar en la vida religiosa en dos ocasiones en sus 54 años de vida, pero, movido por la ciencia y su vocación, terminó curando a los más necesitados. Aún después de su muerte, son innumerables las sanaciones que le son atribuidas, aunque no documentadas formalmente por la Iglesia Católica.
El santo católico y del sincretismo
Nacido el 26 de octubre de 1864 en Isnotú, un pequeño poblado del occidental estado de Trujillo, y criado por una familia modesta de marcados valores religiosos, Hernández Cisneros será elevado a los altares tras el visto bueno del difunto papa Francisco en febrero pasado, mientras se encontraba hospitalizado.
Fue beatificado el 30 de abril de 2021 en Caracas luego de que Francisco reconociera el milagro concedido a la niña Yaxury Solórzano Ortega, quien recibió un disparo en la cabeza durante un asalto mientras se encontraba con su padre y a quien los médicos que la atendieron habían desahuciado.
El suceso ocurrió en marzo de 2017, en el estado central de Guárico, cuando la pequeña tenía 10 años. Después de que los médicos que la atendieron dijeran a sus padres que la niña iba a fallecer, su madre rezó a José Gregorio para su curación, razón por la que, según la versión de sus familiares, avalada por el papa, se salvó.
Pese a que el Vaticano solo ha reconocido este milagro, en Venezuela a Hernández Cisneros se le atribuyen «miles» de favores, por lo que la Iglesia local empezó el proceso para su canonización desde 1949, siendo declarado siervo de dios en 1972 y beato en 2021.
No obstante, la veneración a José Gregorio lo ha llevado también a otros altares, como parte del sincretismo en este país caribeño, convirtiendo a este médico y hombre de fe en figura infaltable en ritos de santería en los que creyentes y enfermos aseguran haber recibido la sanación en procedimientos «iluminados» por el futuro santo.
Estas creencias retrasaron quizás la canonización del médico al que muchos venezolanos se encomiendan ante cualquier diagnóstico desfavorable.
Médico de profesión, santo por devoción
Hernández Cisneros se mudó desde su natal Isnotú a Caracas a los 13 años para seguir estudiando la secundaria y se graduó de médico en la Universidad Central de Venezuela (UCV), el 29 de junio de 1888.
Intentó entrar en la vida religiosa en Italia, pero, según la Arquidiócesis de Caracas, la dificultad para adaptarse a los rigores de ese estilo de vida lo hizo desistir para continuar por el camino de la medicina, la docencia y la ciencia.
Esto permitió que Hernández Cisneros fundara la cátedra de bacteriología en la UCV, según la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (ACFIMAN) de Venezuela, que afirma que en su tiempo libre ejercía la medicina privada en su casa y las consultas eran gratuitas para aquellos que no podían pagarla.
Generosidad y veneración
Hernández Cisneros murió el 19 de junio de 1919 al ser atropellado por uno de los pocos vehículos que circulaban en la época en la capital venezolana, lo que sorprendió a los ciudadanos que lo admiraban por su generosidad y desprendimiento.
A partir de ese momento, empezó a ser venerado por cientos de personas que visitaban su tumba en el Cementerio General del Sur, en Caracas.
En una oportunidad, según explica la CEV, la cantidad de velas ocasionó un «gran incendio» que redujo la lápida a cenizas. Por esta razón, los restos del «médico de los pobres» fueron trasladados en 1975 hasta la Iglesia de La Candelaria, en pleno corazón caraqueño.
Carmen Rendiles, la religiosa que superó la discapacidad
La canonización de la beata Carmen Rendiles, la primera santa de Venezuela, aprobada el pasado marzo por el hoy fallecido papa Francisco, ha significado un impulso para dar a conocer la imagen, vida y obra de esta religiosa que fundó colegios para garantizar la educación de niñas de bajos recursos y una congregación que sigue adelante.
Vida
Tercera de nueve hermanos, la madre Carmen nació en Caracas el 11 de agosto de 1903 con una vocación religiosa que no supieron percibir las al menos tres comunidades a las que acudió y que le negaron la entrada.
El motivo: la falta de casi todo su brazo izquierdo.
«Fue rechazada de la vida religiosa en Venezuela. Pensaban que iba a ser más bien un estorbo», contó a EFE la religiosa María Concepción Gómez, de 82 años, quien la conoció en 1961.
Pero no desistió. Perseverante, continuó y llegó a la Congregación de Siervas de Jesús en el Santísimo Sacramento, una institución de origen francés, a cuyo noviciado ingresó en septiembre de 1927 con 24 años.
Un lustro después, hizo los votos perpetuos. En 1935, fue nombrada maestra de novicias y, en 1951, superiora provincial.
Ejemplo
Gómez aún recuerda la «sencillez, amabilidad y ternura» con la que, dice, la madre Carmen le dio la bienvenida a una comunidad que entonces atravesaba un proceso de independización de la congregación francesa.
La religiosa cuenta que, a raíz de la Segunda Guerra Mundial, para entonces ya terminada, se había perdido la comunicación con el grupo en Francia y no llegaban los permisos solicitados.
Además, según la página web oficial Madre Carmen de Venezuela, Rendiles se opuso «cuando el gobierno general de la Congregación en Francia» decidió «establecerse como instituto secular».
La madre buscó la manera de salvar la congregación y se encargó, con la ayuda del entonces cardenal José Humberto Quintero, de los trámites para la fundación de un grupo independiente del francés.
Así fue como nació Siervas de Jesús, en 1965, donde luego la madre Carmen fue superiora general.
Santidad
Gómez compartió con Rendiles hasta su muerte el 9 de mayo de 1977.
En una ocasión, ambas sufrieron un accidente de tránsito junto con otras dos religiosas que perdieron el conocimiento momentáneamente. Gómez resultó ilesa, pero a Rendiles se le fracturó la pierna izquierda.
Estaban en una carretera sola y no había siquiera un caserío. Comenzaron a rezar. Cinco minutos después, llegó una ambulancia.
«Esto es un milagro, un milagro, porque (…) de repente sentí un impulso que tenía que pasar por acá», recuerda Gómez que dijo el conductor de la ambulancia.
Su llegada a un hospital trajo consigo un olor a rosas que comenzaron a comentar las personas que se encontraban en el lugar. Era una manifestación de la santidad de la madre Carmen, reconoce ahora Gómez.
Rendiles fue operada sin anestesia. Estuvo 25 días hospitalizada, siempre con su rosario en la mano.
La madre Carmen empezó a moverse en silla de ruedas tras el accidente y sufrió una artrosis que le contrajo los dedos de la mano derecha, excepto dos: el índice, que usó para escribir a máquina, y el pulgar, con el que hacía la cruz.
Gómez también la acompañó en sus últimos días de vida, cuando recuerda que decía: «Perseverancia hasta el final».
Con información de Efe
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