Una persona puede tener más de un tipo de dolor crónico al mismo tiempo
Según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, “el dolor es una sensación desencadenada por el sistema nervioso. El dolor puede ser agudo o sordo. Puede ser intermitente o ser constante. Puede sentir dolor en algún lugar del cuerpo, como la espalda, el abdomen o el pecho, o sentir dolor generalizado, como los dolores musculares durante una gripe”.
Además, esta experiencia sensorial desagradable “puede ayudar a diagnosticar un problema”. Y es que “sin dolor, usted podría lastimarse gravemente sin saberlo o no darse cuenta de que tiene un problema médico que requiere tratamiento”, explican, añadiendo que una vez que se aborda la causa, el dolor suele desaparecer.
“Sin embargo, a veces el dolor continúa durante semanas, meses o años. Esto se conoce como dolor crónico. Algunas veces el dolor crónico se debe a una causa constante, como cáncer o artritis. Otras veces la causa es desconocida. Una persona puede tener más de un tipo de dolor crónico al mismo tiempo”, indican.
Las personas con dolor crónico lo viven de manera constante.
Este tipo de dolor también se caracteriza por relacionarse con enfermedades que no pueden curarse por completo o sobrellevarse.
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Para conocer más sobre el dolor crónico, algunos datos:
Suele ser el resultado de un largo proceso
Se le conoce como ‘dolor persistente’ y a veces tarda en manifestarse. Puede comenzar de manera aguda y terminar en crónica. Por ejemplo, si una persona tiene ciertos problemas para respirar y no atiende el problema (dolor agudo), podría resultar en asma (dolor crónico).
También suele estar presente en enfermedades progresivas, como el Parkinson, la artritis o la fibromialgia. El dolor crónico puede variar de leve a intenso y se le considera así cuando dura más de 3 meses.
Su concepto no cambió durante 40 años
¿Sabías que la definición de ‘dolor’ permaneció igual desde 1979? La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) lo cambió apenas en 2020 y ahora es definida como:
“Una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada o similar a la asociada con daño tisular real o potencial”.
¿Por qué hacemos determinados gestos cuando sentimos dolor?
En el momento en que se experimenta una sensación dolorosa, a veces la persona puede apretar los ojos o contraer la boca. Hay toda una ciencia detrás de ello.
Resulta que existen dos grupos de músculos claves para cuando el rostro expresa una sensación de dolor. Tiene que ver con dos músculos: uno se llama orbicularis oculi y es el que nos hace entrecerrar los ojos, mientras que el otro se llama anguli oris y provoca que la boca se contraiga.
El dolor hace envejecer
Luego de algunas investigaciones, los expertos han sugerido que el dolor constante también podría acelerar los signos del envejecimiento. Así lo reveló un estudio publicado en la revista Journal of the American Geriatric Society.
Tras analizar los resultados de más de 18 mil participantes, los científicos notaron que las personas jóvenes que han experimentado dolor durante mucho tiempo pueden parecer hasta dos o tres décadas más viejas. Esto, debido a la aparición de arrugas, canas y falta de movilidad, entre otros.
Puede hacer que el cerebro se vuelva más pequeño
Algunas personas que sufren de dolores crónicos, por ejemplo un dolor de espalda crónico, tendrían un cerebro hasta un 11% más pequeño de lo normal.
Así lo determinó un grupo de investigadores, neurólogos y neurocirujanos de la Northwestern University Feinberg School of Medicine en 2004, cuando revisaron los efectos físicos que provocaba el dolor en el cerebro.
Las mujeres sienten más dolor que los hombres
A todos nos queda claro: Nadie puede soportar más dolor que las mujeres (un parto es el más claro ejemplo). Pero también se debe a un dato científico. Resulta que ellas tienen más receptores nerviosos que ellos.
De ahí que sientan más dolor, pues se sabe que las mujeres tienen 34 fibras nerviosas por cada centímetro cuadrado de piel en la cara; en comparación con los hombres, con apenas 17.
Además, enfermedades que se caracterizan por presentar dolor crónico, como la fibromialgia o la artritis reumatoide, son más frecuentes en mujeres que en hombres.
El dolor crónico en números
En el mundo, una de cada cinco personas sufre dolor que va de moderado a severo. De ellas, una de cada tres tiene limitaciones o incapacidad para llevar una vida independiente y autónoma. Tienen problemas para hacer ejercicio, dormir con normalidad, hacer tareas de casa, conducir, mantener actividad social, pasear o tener relaciones sexuales.
Según las estadísticas, 50% de las personas que acuden a recibir atención primaria es por causa de algún dolor. De ellas, se sabe también que una de cada cinco sufre dolor crónico y una de cada tres tiene dolencias tan graves que no pueden lograr tener una vida normal.
Según datos de la IASP, el dolor es el motivo más frecuente por el que los pacientes visitan las Salas de Urgencias, con más del 70%. Tan solo en Estados Unidos, cada año tienen lugar más de 115 millones de visitas a esta área hospitalaria.
Más curiosidades sobre el dolor
Afecta a la memoria: Una investigación de la Universidad de Alberto (EEUU) determinó que el dolor crónico afecta en forma negativa a la memoria y la concentración.
La música calma el dolor: El doctor en psicología, Joseph Cardillo, especialista en medicina de “cuerpo y mente”, asegura que ciertas melodías son eficaces para calmar cefaleas. El experto dice que algunas piezas musicales provocan un aumento de varios neurotransmisores en el cerebro, tales como la dopamina, u hormona del bienestar. “El poder relajante de la dopamina no es ningún placebo. Es algo fuerte”, dice el profesional. Puedes revisar algunas melodías efectivas en este enlace.
El chocolate caliente y el agua también sirven: De acuerdo a una investigación de la Universidad de Chicago (EE. UU.), publicado en la revista Journal of Neuroscience, comer 50 gramos de chocolate negro -o tomar una taza de chocolate caliente- o beber agua ayuda a que un dolor producido por el calor desaparezca. Pese a ello, expertos de la Universidad de Michigan (EE. UU.) advirtieron que en caso de padecer cefalea, el chocolate no es conveniente, ya que la tiramina contenida en este alimento podría propiciar los ataques de migraña.
La obesidad duele: Un estudio publicado en la revista Obesity, determinó que las personas con sobrepeso sufren un 20% más de dolores, cifra que se eleva en un 68% en quienes tienen obesidad tipo I y a un 168% en los de obesidad tipo II.
La depresión causa mayor dolor físico: De acuerdo a la Universidad de Oxford quienes sufren de depresión, tienden a percibir el dolor en forma más intensa. Esto se debería a que el cerebro procesa la sensación de dolor con una carga emocional mucho mayor.
Decir groserías ayuda: Por más extraño que parezca, decir groserías reduce la intensidad del dolor que sufre una persona. Así lo sugirió un estudio publicado en 2009 por Richard Stephens, docente de la Escuela de Psicología de la Universidad de Keele (Inglaterra), el cual demostró que proferir groserías permite resistir por más tiempo el dolor generado al meter las manos en un recipiente lleno de hielo durante 40 segundos.
Cruzar los brazos confunde al cerebro cuando nos duele algo: Un estudio de la University College de Londres (Inglaterra), publicado en 2011 en la revista Pain, concluyó que cruzar los brazos tras sufrir una quemadura o recibir un golpe en las manos permite reducir el dolor.
Esto, según el informe, pues al cruzar las extremidades superiores sobre el cuerpo el cerebro confunde el origen del dolor: “En otras palabras, el gesto engaña al cerebro”, indicaron en la publicación española.
Escupir es un analgésico más potente que la morfina: Según descubrieron en 2006 los científicos del Instituto Pasteur (Francia), en la saliva humana existe una especie de “analgésico natural” hasta 6 veces más potente que la morfina. Este se llama opiorfina y permite activar el funcionamiento de opiáceos endógenos, los cuales son producidos por nuestro cuerpo, que bloquean las señales dolorosas y sirven como antidepresivos.
En este sentido, escupir cuando sientes dolor aumenta la segregación de saliva y puede ayudar a reducir el sufrimiento.
El amor alivia: Según Sean Mackey, de la Universidad de Stanford (EE. UU.), el amor es un eficaz analgésico. Lo anterior lo determinó tras estudiar en 2010 el cerebro de estudiantes enamorados, por medio de un escáner de resonancia magnética funcional, mientras eran sometidos al dolor. Luego de esta prueba, comprobó que la magnitud de alivio del dolor cuando vemos las fotos de un ser amado es parecida a la morfina. Precisamente, el amor permite reducir el malestar de una persona mediante el núcleo accumbens, el centro de la recompensa en el cerebro.