domingo, mayo 5, 2024

ALIMENTOS O MEDICINAS: la moral de los abuelos venezolanos golpeada por culpa de Maduro

La crisis generada durante la administración de Nicolás Maduro ha golpeado gravemente a la población vulnerable. Los ancianos en Venezuela, sin importar que durante su vida productiva hayan sido grandes profesionales, están en la miseria

 Alimentarse o tomar sus medicamentos. Esa es la disyuntiva a la que se enfrentan miles de adultos mayores en Venezuela. La pensión que perciben, que no supera los dos dólares mensuales y no alcanza para cubrir ambas necesidades. Esta situación ha convertido a los ancianos en foco de atención de quienes reparten ayuda humanitaria.

No son protagonistas de grandes manifestaciones, pero eso no implica que no haya quejas, destaca la agencia Efe. Para muchos ha significado un golpe moral y económico la pérdida de poder adquisitivo. Esta es la consecuencia de la hiperinflación que llevó al país a una grave crisis. No imaginaron tener que elegir entre dos opciones esenciales.

Son personas que, antaño, hicieron especializaciones, maestrías o doctorados en universidades en el extranjero. Llevaban un nivel de vida acomodado y que esperaban tener una vejez tranquila. Pero hoy deben buscar ayuda o aceptar recibirla para poder combatir sus enfermedades o alimentarse.

Según la ONG Convite, que promueve los derechos sociales, 86,9 % de las personas mayores en Venezuela vive en situación de pobreza.

Algunos manifiestan su necesidad y a otros basta solo con verlos para darse cuenta de que están en situación precaria.

Lea también: Ancianos víctimas del hampa: en 2020 más de 185 abuelos murieron de forma violenta

Los profesores universitarios

Un ejemplo son los profesores jubilados de la Universidad Central de Venezuela (UCV).

Ante esta institución, la Gerencia de Protección Social del Instituto de Previsión del Profesorado del alma mater ha identificado 100 profesores en condición de vulnerabilidad. Algunos no tienen apoyo familiar por diferentes circunstancias, entre las que destaca la crisis migratoria. Mientras los más jóvenes se marchan, los abuelos se van quedando atrás.

A estas 100 personas las ubicaron gracias a una encuesta elaborada con el apoyo de nutricionistas e investigadores. La enviaron a la población docente de la UCV, que es de aproximadamente 8.000 y de los cuales solo 10 % respondió.

La encuesta se realizó con una finalidad: prestar apoyo alimentario a estas personas. Según explicó a Efe el gerente de Protección Social del Instituto de Previsión del Profesorado, Manuel García, presentan condiciones de desnutrición.

En principio, se comenzó a recolectar alimentos espontáneamente, para ayudar en 2019. Se trataba de un profesor que, más tarde, falleció. García señala que sus condiciones de desnutrición aceleraron su muerte.

No tienen ayuda

Sin embargo, al observar en los pasillos a más profesores retirados, se percataron de que algunos de ellos estaban perdiendo peso. Se realizó la encuesta y la iniciativa comenzó a tomar forma hasta llegar a estos 100 beneficiarios de entre 70 y 90 años.

“Es una población totalmente vulnerable. Habrá quien se pueda reinventar, habrá quien los hijos le envíen remesas, pero estos 100 que tengo, no. No tienen ayuda”, sostuvo García. Agregó que 14 de ellos están en condición más delicada porque tienen enfermedades terminales o están “postrados en cama”.

A estos 14 deben llevarles los alimentos hasta sus casas. Mientras que el resto va hasta la sede de la Gerencia de Protección Social a retirar la bolsa de comida.

“Por lo general, se hacen pequeños paquetes con la asesoría del médico nutriólogo y de la nutricionista. Se colocan, dependiendo de la cantidad de donaciones, dos arroces, se colocan dos de granos, una lata de proteína. A veces nos donan salsa, chocolate, café, casabe (pan crujiente)”, explicó.

Las donaciones provienen de profesores más jóvenes, egresados y personas que han manifestado su solidaridad.

Asistencia

Y precisamente con tratamientos y asistencia médica ayuda la ONG Convite, pero su labor está dirigida a una población de 6.000 adultos mayores distribuidos en seis estados de Venezuela.

Son seis millares de abuelos solos o con ayuda familiar, entre los que también está incluida la población indígena.

La ONG recibe apoyo del plan de Respuesta Humanitaria de la ONU y ejecuta un proyecto en materia de salud que se extenderá hasta mayo de 2022 para prestar servicios de atención bucal, ginecológica, visual y psicosocial, porque los ancianos también están experimentado el sentimiento de soledad.

En esta última área, Convite forma a los adultos mayores para que sean ellos mismos los que puedan atender a sus pares que requieran alguna ayuda.

“Uno les habla mucho, hay que hablarles mucho porque a veces se deprimen, a veces están contentos (…) entonces uno trata de hablarles, de apoyarles”, narra Nuvia Moreno, de 67 años, colaboradora psicosocial en Convite y al mismo tiempo beneficiaria del programa de salud.

La situación de los abuelos es solo otra muestra de cómo crece la demanda por ayuda humanitaria en Venezuela. 

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