lunes, abril 29, 2024

Cantan, hacen malabares o piden limosna: la terrible vida de los migrantes venezolanos en Cúcuta

Ganarse la vida en Cúcuta no es fáil, menos para los migrantes venezolanos que llegan día a día a esa ciudad fronteriza

Los migrantes venezolanos en Cúcuta, en la frontera con Venezuela, hacen literalmente de todo para sobrevivir. Cantan, hacen malabares, venden artesanías o bolsas de dulces. Otros simplemente piden una moneda. Lo hacen para comer y pagar el techo diario. Ya no son uno o dos, hay familias enteras. Madres con sus niños en brazos se ven obligadas a buscar el sustento, rodeados de incertidumbre.

Los semáforos, entonces, se convirtieron en teatros o tarimas para aquellos que solo buscan la manera de subsistir, destaca un trabajo de la Voz de América.

Resalta el caso de Jesús Manuel Camacaro, quien prefiere que le llamen The New Crack. Llegó a esta ciudad colombiana desde Barquisimeto, donde según él “nació el folclor (…) viene la música”.

“Vine a Cúcuta a buscar un mejor progreso. Ya saben que mi país está pasando por una crisis muy crítica y no podemos conseguir los recursos que en realidad podemos conseguir aquí, rapeando en busetas (vehículo de transporte público)”, explicó Camacaro.

Dice que en las calles encuentra de todo: transeúntes y pasajeros que solidariamente les dan una moneda o comida, o los rechazan por su condición de inmigrantes; en algunas ocasiones, incluso sus propios compatriotas.

Y así como Branyer, Jesús sueña con darse a conocer y viajar a otras ciudades y hasta países llevando su música. Tiene incluso una motivación adicional: su bebé de cinco meses, para quien paga diariamente el sitio donde vive y sus alimentos.

Lea también: SE ELEVA A 14 el número de muertos en el naufragio de Tumaco

De agricultor a artesano

Edward Oliver Contreras Beltrán llegó a Cúcuta, desde el Estado de Táchira. Estuvo preso y confiesa que es preferible ganarse la vida haciendo figuras con un alambre dulce.

En Venezuela se dedicaba a la agricultura, pero luego paró en la calle y, años después, fue a parar tras las rejas, donde aprendió a hacer figuras con alambre, las cuales vende en promedio a un dólar.

“Con esto me gano la vida, siendo un hombre pobre acá en Cúcuta. Es mejor estar en esto que estar robando, haciendo el mal a la gente. (Vivir) honradamente, para no hacer quedar mal, más mal a los venezolanos que venimos acá a echarles bolas y a trabajar”, dijo.

Google News
Pulsa para seguirnos en Google News
Suscribir
Notificar de
guest

0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios

Mantente actualizado

Suscríbete a nuestro newsletter para recibir noticias y eventos importantes.

Nunca te enviamos spam, ni compartimos tu dirección de correo electrónico.
Aprende más de nuestra política de privacidad.

En portada ↓
Últimas noticias ↓
Más noticias sobre este tema ↓
0
Me encantaría tu opinión, por favor comenta.x