“Los talibanes no tienen palabra”, esta frase retumba en el pueblo de Afganistán, sumido en el miedo y la desesperanza por la llegada del terrorismo al poder, tras 20 años de acariciar las mieles de la libertad. Hombres corren detrás de aviones para huir del horror, las mujeres entregan a sus bebés a los soldados estadounidenses para que los salven, otras desafiantes caminan por las calles con su cara al descubierto esperando la muerte. Esta es la cruda realidad, el infierno que viven los afganos…
Digna e incólume, desafiando la violencia y el terrorismo, caminaba una mujer por las calles de una región de Afganistán con un vestido con colores rojos y su rostro descubierto.
Los talibanes la rodearon. La mujer se agachó, sin miedo y con su frente en alto recibió un disparo en la cabeza por no usar la burka.
El video le dio la vuelta al mundo, pues ocurría horas después de que el vocero más importante del régimen del Talibán asegurara a los medios locales que “respetarían lo derechos de las mujeres”.
Otra escena dantesca, el aeropuerto de Kabul. Miles de personas se agolparon y perseguían un avión. Algunos arriesgaron su vida, montándose en el tren de aterrizaje. La aeronave despegó. Estos afganos prefirieron morir así y no a manos de los terroristas.
Una joven madre entre la multitud, desesperada y llena de pánico, entregó a su bebé a un soldado estadounidense para que lo sacara de Afganistán. “Salven a mi bebé”, gritaba.
No importaba si eso significaría no verlo más, pero era la garantía de no criarlo entre la violencia y las vejaciones.
La primera mujer alcaldesa de una provincia afgana y luchadora por los derechos de las mujeres, Zarifa Ghafari, espera con valentía su muerte.
“Estoy sentada aquí esperando que vengan. No hay nadie que me ayude a mí ni a mi familia. Solo estoy sentada con ellos y mi esposo. Y vendrán a por gente como yo y me matarán. No puedo dejar a mi familia. Y de todos modos, ¿a dónde iría?”, expresó.
Ghafari lleva prácticamente toda su vida luchando por los derechos de las mujeres en Afganistán. Derechos vulnerados por los talibanes.
No es ficción, es realidad
Esto no sale de la imaginación de un escritor, es la cruda realidad que se vive en Afganistán que, luego de dos décadas de lucha por sus derechos, los talibanes toman el control del territorio por primera vez desde el 2001.
Tras la renuncia del presidente afgano el pasado domingo 15 de agosto, los talibanes se adueñaron ciudad por ciudad del país.
Según expertos entrevistados por la AFP, cientos de miles de civiles están huyendo y han desencadenado una crisis humanitaria que podría extenderse por todo el mundo.
“Si no eres como ellos, no tienes más opción sino morir”, es la frase lapidaria de Salem Wahdat, ex asesor del gobierno de Ashraf Ghani que salió de Afganistán inmediatamente después de que los talibanes tomaron el poder.
Wahdat, entrevistado por la periodista venezolana radicada en Francia Andreina Flores, es uno de esos ciudadanos afgano que tuvo la suerte de huir de su país antes que los talibanes iniciaran la cacería y matanza de colaboradores de países occidentales.
Pero como él hay miles de hombres, mujeres, niños y niñas que quieren escapar de las vejaciones, violaciones a los derechos humanos y represión del régimen talibán.
“Tenemos miedo”
“Esto es el infierno”, “Nos van a matar”, “Los terroristas no tienen palabra”, “Tenemos miedo”, son frases de afganos que corren por los diferentes escritos de las agencias de noticias internacionales que reflejan la desesperación y el pánico de más de 36 millones de personas que acariciaron la libertad con la llegada de Estados Unidos.
¿Quiénes son los culpables de este desastre?, ¿Qué va a pasar con el pueblo afgano?, ¿Están más cerca de una guerra civil? ¿La mujeres, niñas y niños perdieron los derechos por lo que tanto se ha luchado?
Estas son algunas de las preguntas que trataremos de responder sobre esta crisis que tiene al mundo con el ojo puesto en Afganistán.
Joe Biden ¿Culpable o no?
Para el doctor Kenneth Ramírez, presidente del Consejo Venezolano de Relaciones Internacionales (COVRI), la retirada de Estados Unidos de Afganistán “fue ejecutada de manera muy poco decorosa, acarreando un alto costo para la credibilidad de ese país en el ámbito internacional”.
Esto pese a la defensa “firme y clara” que hizo Biden, quien insistió en que la misión nunca fue construir una nación sino impedir nuevos ataques en territorio norteamericano.
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“Aquí hubo un fallo de cálculo clamoroso, así como de la Inteligencia de EE.UU. La Administración Biden suponía que las fuerzas afganas aguantarían varios meses y la ofensiva de los talibanes logró tomar Kabul en cuestión de semanas”, explicó el profesor de la UCV en exclusiva para Impacto Venezuela.
“¿Quién dio el apoyo suficiente para esta ofensiva de los talibanes? ¿Pakistán, Irán, Rusia? No sabemos, y parece que no se tuvo en cuenta al ejecutar una retirada tan rápida”, agregó.
No hubo coordinación
Otro a quien se señala de este desastre es al Consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, quien es llamado a facilitar el proceso de toma de decisiones, coordinación y seguimiento inter-agencias.
“Hubo una grave falta de coordinación entre agencias gubernamentales, en la ejecución de la retirada, específicamente entre los servicios de Inteligencia, el Departamento de Estado y el Departamento de Defensa”.
Asegura el profesor que tampoco hubo coordinación con los aliados de EE.UU., ni información a los líderes del Congreso.
“Los críticos de Biden atribuyen esto a un exceso de confianza en su equipo u oportunismo electoral”.
Bush (hijo) también es responsable
El expresidente George W. Bush también tiene su cuota de responsabilidad en la crisis que vive el pueblo afgano.
Asegura Ramírez que en los primeros años de la invasión, Bush debió enfocar sus objetivos en lograr construir un Estado “estable y moderno” en Afganistán.
Esto no ocurrió porque todo su esfuerzo se concentró en la invasión a Irak en 2003 (dos años después de invadir Afganistán).
“Desvió recursos muy valiosos y desaprovechó la ventana de oportunidades que le brindó la desbandada de los talibanes”.
Esto hizo que los talibanes se reagruparan a partir de 2005, “envalentonados por el ejemplo de la resistencia iraquí”.
Pueblo de Afganistán defraudado
La crisis que se ha generado, no se compone manifestando desacuerdos ni asegurando que “el gobierno de Estados Unidos tiene la autoridad legal para reducir la burocracia para los refugiados durante las crisis humanitarias urgentes”, tal como lo dijo Bush en un comunicado.
La desesperanza y el miedo se apoderan de un pueblo que se siente abandonado y defraudado por su gobierno y por Estados Unidos.
“Afganistán ya había demostrado históricamente ser un desafío por su geografía y cultura levantisca, siendo tumba para grandes potencias en el pasado, y la administración Bush (hijo) sobreestimó el poder de EE.UU. y la capacidad de la tecnología para imponerse, donde el Imperio Británico y la Unión Soviética habían fracasado”, precisó Ramírez.
La corrupción de los políticos
Los millones de dólares que Estados Unidos invirtió en Afganistán fueron dilapidados por los propios políticos afganos.
Para Kenneth Ramírez, los recursos que debieron utilizarse para la estabilidad y oportunidades para el pueblo, “lamentablemente se los comió la corrupción y la política”.
Lo cierto es que el futuro del pueblo afgano se esfumó “entre la cobardía de estos corruptos y el audaz regreso de los extremistas”, dijo.
El portavoz de la Embajada rusa en Afganistán, Nikita Ischenko, aseguró en una entrevista concedida a RIA Novosti que el expresidente afgano Ashraf Ghani se habría llevado en su huida del país “coches llenos de dinero”.
Incluso se habría visto obligado a dejar atrás una parte de su fortuna en medio de la pista de aterrizaje, según AFP.
“En cuanto a la caída del régimen, la caracteriza de la forma más elocuente cómo Ghani huyó de Afganistán: cuatro coches estaban llenos de dinero; intentaban meter la otra parte del dinero en un helicóptero pero no cabía todo. Y una parte del dinero se quedó en la pista de aterrizaje”, explicó Ischenko.
El expresidente afgano salió al paso a estas declaraciones y aseguró que “son falsas” y, además, aseguró que se había organizado una conspiración en su contra y que su vida estaba en peligro.
Pueblo, mujeres y niños huérfanos, los perjudicados
El gran perdedor de la crisis y la corrupción en el país afgano, es el pueblo, quien “tenía una rendija que le proporcionaba Estados Unidos de tener un futuro distinto”.
Las mujeres, precisa el también profesor de la UCV, que acariciaron libertades y derechos con la llegada de los Estados Unidos, los talibanes las dejaran “sin oportunidades y completamente anuladas”.
“Estarán no solo sometidas al rol del patriarca, al uso de la burka, a vejámenes, sino a no tener acceso a estudios y a no trabajar, lo que trunca toda posibilidad de desarrollo (…) Esto es un drama profundo para las mujeres que soñaban con un futuro promisorio”.
Otro terrible drama de este conflicto, son los niños huérfanos porque “los talibanes los convertirán en soldados, educados en una vertiente radical islámica que se les promete el paraíso si se inmolan en una guerra santa”.
El escenario: la guerra civil en Afganistán
Tres escenarios, prevé Ramírez podrían ocurrir en Afganistán: “La consolidación del poder talibán, la guerra civil y el que considera podría ser el más asertivo pero el menos posible de suceder, el diálogo”.
Según expertos que hablaron con la BBC Mundo, no está lejos de ocurrir una guerra civil en Afganistán, si países que luchan contra el terrorismo apoyan a grupos antitalibanes.
“No solo Estados Unidos está preocupado por el terrorismo y el extremismo, sino también China occidental que colindan en algunas de sus fronteras con Afganistán”.
El presidente del Consejo Venezolano de Relaciones Internacionales, asegura que Rusia “también ha tenido problemas con el extremismo sobre todo en el Cáucaso que a partir de allí ha sufrido ataques terroristas”.
El expresidente afgano, criticado por su cobardía frente a esta crisis, prometió que pronto volverá a Afganistán para luchar por los intereses de su pueblo.
¿El diálogo, una solución?
El doctor Kenneth Ramírez no descarta la posibilidad de un diálogo inclusivo, donde países como Estados Unidos, Rusia, Unión Europea, China e incluso Pakistán e India se involucren en luchar contra el terrorismo.
“Es un escenario distante, aun cuando estaba previsto en el Acuerdo de Doha (firmado en 2020 por Donald Trump y el Talibán para la retirada definitiva de EE.UU., y sus aliados de Afganistán), permitiría enmendar los errores cometidos”, dijo.