No hay campaña sin estrategia, no hay estrategia sin estudio de opinión”. La estrategia es el componente fundamental de la organización de una campaña electoral. Saber qué hacer, dónde, cómo y con quien es el objetivo a desarrollar aquí. Estrategia es pensar, es construir ideas, no hacer. A eso le llaman táctica. La estrategia se concreta a través del Plan de Campaña, a veces conocido como manual de campaña. Éste es un documento escrito, no público y solo conocido por poca gente dentro del comando de campaña, creado para cumplir la misión de definir las estrategias que direccionan hacia el colectivo electoral.
Las estrategias electorales empiezan en la biblioteca, es fuente de información, sobre todo en lo referente a los datos histórico político del país, región o ciudad que se desea estudiar, de los propios manuales y estudios de elecciones, de los mapas electorales, de los resultados obtenidos en las anteriores elecciones o de encuestas. Candidatos o candidatas, no olviden nunca que el diseño de las estrategias de su campaña electoral, se inicia visitando las hemerotecas, elemento éste muy significativo para que la memoria de los políticos, propios y extraños, no les juegue una mala pasada. Recordemos que uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras.
Para explicar que es una estrategia de campaña, quisiera establecer analogías entre el concepto militar y las campañas políticas, esta última mucho más pacíficas, claro está, a pesar de que como dijo Winston Churchill, “la política es más peligrosa que la guerra, porque en la guerra sólo se muere una vez”. Si vinculamos lo anterior con el proceso electoral presidencial 2024, las estrategias juegan un espacio significativo para la sobrevivencia política / electoral. En una campaña electoral todas las decisiones finales son y serán parte de las estrategias que se orientan a buscar únicamente votos, no importa el medio o la manera como se impongan.
Otro ejemplo de estrategia electoral, el expresidente Chávez – estratega militar – en su última participación como candidato presidencial 7 de octubre 2012, insistía en su estrategia psicología política, era que ganaría su reelección con: “10 millones de votos, no acepto menos de eso”. Pero, los líderes de la revolución sabían que se fijaba un difícil desafío para llegar a ese tope, por otro lado, muchos analistas según su lógica lo acusaron de ambicioso, porque sus mejores tiempos de credibilidad, gestión y popularidad del líder Bolivariano habían pasado. Es decir, era tangible su caída electoral. Era la estrategia de Chávez, dar la sensación que su victoria era fácil ante su contendor político.
En el mismo orden de ideas, la brecha y abstención se combaten simplemente con estrategias, estos son dos escenarios complejos que todo comando de campaña debe tener presente, si un aspirante está situado con una brecha muy significativa y estratégicamente juega a la abstención, seguramente le estará dando jaque mate a su oponente, ahora bien, si un candidato está pendiendo por una brecha importante y la abstención baja, estaremos hablando de probabilidades de una victoria, no segura. En un momento electoral la brecha y la abstención son el tema fuerte o mejor dicho desafíos que debe resolver todos los jefes de campaña.
Brecha y abstención, la primera se ataca a través de estrategias y diversos análisis facticos y científicos para localizar sus fisuras y la segunda se puede resolver con presupuestos epistemológicos de la psicología social y política que apunten a potenciar la motivación de ir a votar 2024. Para los especialistas en materia electoral, la abstención se evita con respuestas, aunque parezcan retóricas, deberían de ser muy sencillas: a) volviendo a los electores protagonistas de la elección; b) acercando a la política y a los políticos con la gente; c) poniendo algo relevante en juego; d) entendiendo los nuevos paradigmas y formas de actuar de la sociedad.
Marcos Hernández López presidente Hercon Consultores