Con bombos y platillos se anunció la apertura de dos espacios en Caracas. Solo uno lo hizo y luego fue cerrado por un procedimiento policial
Aunque, desde el jueves, Cinex anunció en sus redes sociales que la primera función del autocine que inauguraría el espacio del hotel Tamanaco estaba agotada, lo cierto es que de esta solo se vendieron dos entradas. Por eso, se decidió suspenderla.
De hecho, en la tarde del viernes, el periodista Arnaldo Espinoza informó en su cuenta de Twitter que en el estacionamiento del hotel cinco estrellas no estaba desplegada la pantalla en la que se debería proyectar la película.
Fue por eso que la experiencia CinexAuto solo se realizó el viernes por la noche en la zona rental de la Universidad Metropolitana, donde, a la salida, la policía impidió a un grupo de espectadores que pudieran irse, por cuanto realizó un procedimiento para clausurar el lugar por falta de los permisos respectivos.
El regreso de la controversia
La pandemia por el coronavirus ha puesto a la gente a correr. No solo para salvaguardar su salud, sino también para buscar qué hacer. Unos para mantener sus operaciones a flote. Otros para no sucumbir a los efectos del confinamiento.
Fue así, como Cinex anunció el regreso de los autocines al país. Dos espacios serían inaugurados el viernes. Solo uno, el ya comentado de la Unimet, se abrió al público. Los precios de las entradas fueron el centro de la polémica durante toda la semana. Hasta el Ministerio Público abrió un procedimiento por esta razón a la empresa.
45 dólares en el Tamanaco por carro con un máximo de cinco ocupantes; 35 dólares en la Unimet. En ambos, el precio incluyó un combo de cotufas medianas, dos refrescos enlatados e igual cantidad de bolsitas de Flips.
Así, el viernes por la tarde los carros comenzaron a hacer su fila en la vía que conduce desde Terrazas del Ávila hasta el lugar. La función estaba prevista para comenzar a las 7:15 pm, pero fue a esa hora que los automóviles empezaron a ingresar a la zona del autocine.
Personal identificado y utilizando implementos como máscaras de acrílico, tapabocas y guantes, se encargaban de guiar a los espectadores. Los carros eran ubicados de manera intercalada, con un puesto de distancia y para que el de adelante no interfiriera con la visión del de atrás.
Al fondo, una pantalla de esas que se utilizan en los conciertos comenzó a encenderse a las 8 de la noche para proyectar El llamado natural, protagonizada por Harrison Ford. La función había comenzado.
El audio de la película debía sintonizarse por radio, en la frecuencia 91.5 FM. Algunos vehículos pasaron trabajo porque no tenían antena. Otros aprovecharon y estacionaron en retroceso, abrieron la maleta y se dispusieron a verla. Era complicado que los ocupantes del asiento de atrás tuvieran buena visión.
La imagen de la pantalla contrastaba con las luces de las barriadas petareñas que tenía detrás. De la capacidad anunciada de 120 carros, menos de la mitad ocupaban el estacionamiento. Durante la proyección de poco más de una hora, los encargados se paseaban entre los vehículos y llamaban la atención de quienes estaban fuera de ellos.
En el área de los baños, un joven dispensaba gel antibacterial a quien los utilizaba y les indicaba que debían volver pronto al carro.
Además del combo que incluía la entrada, quien deseaba consumir podía pedir a los chicos que servían. 40 mil bolívares costaba el agua mineral, mientras que los tequeños, 8 dólares.
Cuando terminó la proyección, los vehículos comenzaron a salir en fila. Los primeros no tuvieron inconvenientes. Los que tardaron más fueron retenidos por el procedimiento policial que se realizó porque Cinex no habría tramitado los permisos necesarios para abrir ese lugar, y que, hasta la mañana de este sábado, ponía en duda el destino de los autocines en Caracas.
