Marita además de actriz como su hermana Tatiana, también quiso hacer carrera como cantante y bailarina
Los genes artísticos de Marita Capote comenzaron a hacer de las suyas desde muy temprana edad, acompañando a su padre y hermana en el camino profesional de la televisión.
Bautizada como María del Carmen Capote Abdel, en la casa que compartía con su padre Julio y su hermana Tatiana se respiraba televisión y actuación en cada esquina.
Fue así como siendo niña debutó en la telenovela Raquel, uno de los primeros dramones de la llamada “novela cultural”. En ese momento, a Capote le tocó hacer el papel de la hija adoptada de los protagonistas.
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Así fue abriéndose camino en el mundo artístico, hasta convertirse en una de las villanas preferidas de la pantalla chica. Si bien, contrario a Tatiana, no protagonizó y encarnó a pocas “buenas” en las historias, buscó otro camino para distinguirse de su hermana.
El canto y el baile fueron sus mejores aliados. No dejó de lado la actuación, sino que quiso complementar su trabajo. Y el tema Siento un fuego, a finales de la década de los 80, la ayudaron en eso.
Grabó dos discos con Sonográfica. Participó en programas musicales tanto en Radio Caracas Televisión, como en Venevisión hasta que a comienzos del nuevo milenio decidió retirarse.
Actualmente, Marita Capote vive en Miami con el resto de su familia y su rostro no se ve en un dramático desde 2004 cuando hizo, en Telemundo, Prisionera. Tampoco es asidua de las redes sociales, sino que desde hace dos décadas se ha mantenido bajo perfil.