domingo, mayo 19, 2024
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Andrés Villota Gómez
Andrés Villota Gómez
@AndresVillotaGo

La dictadura cubana busca patrocinador
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Fidel Castro sostenía que Cuba era “el único territorio libre de América”. Aunque jamás lo ha sido. Cuba desde siempre ha sido una colonia que supeditó su economía a una fuerte relación de dependencia. La estructura de dominación metrópoli-colonia que ha mantenido, inicialmente, con el reino de España, luego con Estados Unidos, posteriormente con la extinta Unión Soviética, y desde la debacle soviética, con gobernantes alienados que abusan de los recursos públicos de sus naciones. Lo anterior sumado al súper estalinismo implantado por Castro que, jamás le permitió a los cubanos crear un aparato productivo autónomo, sostenible y eficiente.

Cuba desde el desenlace de la Crisis de los Misiles, en 1962, había perdido la importancia estratégica para los soviéticos y pasó a tener un papel de reparto dentro de las dictaduras satélite de Moscú. Una isla arruinada en la mitad del Caribe solo podía servir como centro de adoctrinamiento, entrenamiento y protección para los movimientos guerrilleros y los dictadores comunistas de América Latina y África.

“Una isla arruinada en la mitad del Caribe solo podía servir como centro de adoctrinamiento, entrenamiento y protección para los movimientos guerrilleros y los dictadores comunistas de América Latina y África”

Por lo que Fidel Castro empezó a desarrollar una estrategia para ser percibido como indispensable en la esfera soviética al venderse como persona experta en revolución y comunismo, y para ser considerado por los otros dictadores como el único con el método y el know how para sostenerlos de manera vitalicia en el poder. A la vez que elevó a los cubanos, miembros de las Fuerzas Armadas y de los servicios de seguridad e inteligencia de la dictadura, a la condición de especialistas en defender a ultranza la revolución y al súper estalinismo.

La dictadura cubana monta una estructura de exportación de mano de obra con grupos de cubanos que se dedicaron a deambular por el mundo creando revoluciones, asesorando dictadores, cuidando a tiranos, traficando con armas, pactando con narcotraficantes, espiando a opositores o adoctrinando jóvenes sin criterio. Todo eso a cambio de divisas para las arcas de las dictadura.

Abiertamente lo hicieron con batallones de militares en Argelia (1963), en Angola (1975) y en Etiopía (1978). Bajo una figura de mercenarios pertenecientes a un ejercito regular pero luego, fueron más discretos y lo empezaron a hacer bajo la fachada de consultores, asesores, médicos, profesores, entrenadores de boxeo, técnicos en agricultura o artistas. El uso de los militares cubanos se empieza a institucionalizar como una forma de exportación de mano de obra y de generar remesas que eran recibidas por la dictadura para luego ser, supuestamente, redistribuidas entre el pueblo.

En 1970 Castro sometió a trabajo forzado a reclutas del ejercito cubano para poder cumplir con la meta de producir 10 millones de toneladas de azúcar. También usó a casi todos los jóvenes de la isla que fueron esclavizados en campos de concentración. Muchos murieron y otros se auto mutilaron para poder escapar del infierno de los cañaduzales. La meta jamás se cumplió y la isla quedó sumida en la miseria con el agravante que, el pobre aparato productivo de la isla, había sido arrasado por orden del dictador para focalizar todos los esfuerzos en la producción de azúcar.

En el mundo, los soviéticos estaban en una situación económica cada vez más difícil por el enorme esfuerzo que significaba sostener a todas las dictaduras comunistas en la quiebra, para poder mantener ante el mundo la imagen de “éxito” del modelo comunista, en paralelo, al sostenimiento de costosas guerras dentro del marco de la Guerra Fría, por lo que Fidel Castro tuvo que empezar a conseguir recursos adicionales.

En 1989, cae el Muro de Berlín. Y en ese mismo año la DEA descubre la alianza que tenía Fidel Castro con el Cartel de Medellín. Ante la amenaza de una invasión, Castro dice que todo fue a sus espaldas y para no dejar duda, ordena fusilar al general Amaldo Ochoa, al coronel Antonio de la Guardia, al mayor Amado Padrón y al capitán Jorge Martínez, acusados por narcotráfico y por haber metido en problemas a Cuba con otros países. Otra vez los militares. La misma formula usada por Venezuela años después para manejar el narcotráfico.

Siendo estudiante de pregrado le pregunté al Canciller de Colombia de ese momento, en una entrevista para la revista de los estudiantes de la facultad, sobre la posibilidad de restablecer las relaciones diplomáticas con Cuba. Su respuesta diplomática no nos anticipó que un año después serían restablecidas. “Es obvio el restablecimiento porque Cuba tiene las llaves de la paz de Colombia” dijo alguien ese día, cuando salíamos de la Cancillería. Desde ese entonces Cuba ya se posicionaba en el imaginario colombiano como el poseedor de la formula mágica para lograr la paz de Colombia. Una dictadura que por haber creado los movimientos guerrilleros era, también, la única que sabía el secreto para hacerlos desaparecer.

Hábilmente los cubanos empezaron a comercializar lo único que podían ofrecerle a los tiranos y a los gobiernos de extrema Izquierda del continente: permanencia vitalicia en el poder, planes y servicios de salud en la isla, protección física con contingentes de guardaespaldas, programas de “peace making” y planes de toma del poder. Todos servicios invaluables. ¿O cuánto paga un político por llegar al poder? ¿O cuánto paga un dictador por quedarse en el poder de manera vitalicia? ¿O cuánto paga un tirano para que lo protejan y lo libren de todo mal? ¿O cuánto paga un dictador por tener salud que le permita perpetuarse en el poder? ¿O cuánto pagó Colombia por la “paz” en términos políticos, institucionales, económicos, financieros y sociales, durante 8 años?

La debacle de la Unión Soviética dejó a Cuba sumida en una profunda recesión de la que no salió hasta cuando llegó al poder Hugo Chávez en Venezuela. Lo que trajo una época dorada para Cuba pues dejó de ser colonia y pasó a ser “metrópoli ideológica” con los petrodólares venezolanos. Eran tan grandes las “donaciones” que le hacía Chávez a Cuba que, Fidel Castro, ordenó en el año 2002 acabar con los ingenios azucareros porque, según su sabiduría comunista, el precio del azúcar en los mercados internacionales era “muy bajo”.

“La debacle de la Unión Soviética dejó a Cuba sumida en una profunda recesión de la que no salió hasta cuando llegó al poder Hugo Chávez en Venezuela. Lo que trajo una época dorada para Cuba pues dejó de ser colonia y pasó a ser “metrópoli ideológica” con los petrodólares venezolanos”

Los Castro ejercieron su hegemonía continental, manejando desde la sombra a los gobiernos progresistas de Latinoamérica que, le reportaba enormes ingresos mensuales, justificados en asesores, consultores y misiones médicas. El trabajo de las misiones médicas al igual que la actividad de todos los militares que fungen de asesores y consultores en “seguridad”, genera pagos que ingresan directamente a las arcas de la dictadura. Pero en la mayoría de los casos la remuneración para los cubanos desplegados por el continente, es nula o mínima. Por eso la ONU y Human Rights Watch lo califica de trabajo forzoso (como ocurrió en la zafra de los 10 millones de toneladas de azúcar) o de esclavitud contemporánea.

En el nuevo contexto latinoamericano, Cuba se está quedando sola. Sin los anteriores aliados ideológicos tras el desmonte del progresismo en Bolivia, Brasil, Ecuador, Perú, República Dominicana y Uruguay. Los únicos aliados que le quedan son Argentina y Venezuela hoy en la ruina, paradójicamente, gracias a los mismos asesores cubanos que quebraron sus economías por culpa de la súper estalinización que promovieron.

A Cuba solo le queda México y las ciudades o departamentos colombianos gobernados por la extrema Izquierda. Por la pandemia (salvo para el dictador Nicolás Maduro) la prioridad dejó de ser financiar a la dictadura cubana. Y con los ojos de la DEA puestos sobre Cuba por culpa de la presencia de miembros del ELN y de las FARC, seguir financiando a la isla con los ingresos de las economías ilegales dejó de ser una opción. Los días del dictador Miguel Díaz-Canel en el poder, podrían estar contados.

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